jueves, octubre 05, 2006

El Mitin

Fue una tarde de Octubre de 1982, no recuerdo que día de la semana era, pero sí que llegó mi padre a casa y me dijo: “me voy a ver a Felipe a la plaza de toros, ¿te vienes?”. Fue en Valencia durante la campaña electoral del 82, yo tenía trece años.
Recuerdo la gente, las banderas, los aplausos, a Felipe González sobre un atril, y sobre todo recuerdo a mi padre, recuerdo a un hombre ilusionado. Jamás me había hablado de política y no lo hizo aquel día.

Poco después yo era de “izquierdas”. ¿Fue aquel día el origen?, probablemente no, pero nos gustan los comienzos novelescos para nuestros devaneos sentimentales, en este caso, con la política. ¿Por qué conformarse con ser socialista cuando siempre hay algo más allá? La Revolución, el antiimperialismo ¡aquellos sí que eran ideales! Eran demasiado buenos, no podíamos estar equivocados, teníamos fe, éramos puros, creíamos en la libertad de los oprimidos ¿qué más hacía falta? Lo teníamos todo.
Devaneo sentimental, ¿fue sólo eso, un calentón de adolescente? Nos costó tanto desprendernos de aquello. Cada cual tuvo su particular vía crucis, recuerdo titulares de periódico que helaban la sangre descubriendo el caso GAL, recuerdo comprobar como el enriquecimiento ilícito era patrimonio de un gobierno socialista, recuerdo descubrir la miseria moral de aquellos a quienes idolatrábamos, recuerdo libros que citábamos convertirse en palabrería, tantas cosas. Pero sobre todo recuerdo una cosa, una noche de Noviembre de 1989, pegado al televisor, incrédulo, pude ver como aquello que creíamos inamovible, se venía abajo en una sola noche, recuerdo verlo con lágrimas en los ojos, lágrimas de emoción, recuerdo sentir envidia de aquellos berlineses que cruzaban el muro casi sin creérselo, de aquel tipo, pico en mano, intentando derribar aquel bloque de hormigón. Hacía ya tiempo que había minado mi propio muro de ideología y memez intelectual, y aquel día lo recordaré toda mi vida.
¿Devaneo sentimental? Quizá, pero fue el primero.

Hoy todo aquello son cenizas, recuerdos en un otoño aburrido. Asqueado por la sordidez de la política actual, por ver como la estulticia campea sin avergonzarse vestida de ministro o presidente del Gobierno; sobrecogido al comprobar como la mentira y ese “Estado Interior” vuelve a hacer de las suyas, y con las mismas caras. “La historia siempre se repite, la primera vez como tragedia, la segunda como farsa”, decía Marx, va a tener razón después de todo, menuda broma. Menuda farsa.

Octubre. Otoño de nuevo. Y los que nos quedan.

P.D. Mi padre votó al PSOE aquellas elecciones, en descargo suyo he de decir que se desengañó muy pronto, siempre lo consideró uno de los mayores errores de su vida.

1 comentario:

QRM dijo...

Si las experiencias compartidas hacen la Nación, creo que todos - o muchos- españoles comparten lo que cuentas. La frustración ante la decadencia moral e intelectual del Psoe es directamente proporcional a la enorme ilusión que generó su llegada al poder. Y esta ilusión, a su vez, fue debida a la tremenda inexperiencia de los españoles.

Lo de ahora, lo de premiar a los terroristas del 11-m votando a aquél que los terroristas querían, y a los etarras, haciendo que sus asesinatos no sólo queden impunes, sino que tengan premio político, es mucho peor. Peor porque peores somos nosotros que la generación de nuestros padres.

El odio, la envidia y el rencor ante la libertad han retoñado en el alma de muchos esoañoles. Cierto es que había un suelo fértil; pero sin los cuidados y riegos felipistas y polanquistas - valga la redundancia- nada de esto hubiera pasado.

Y mientras, los del PP, a verlas venir y no descomponer la postura. Nos están sodomizando pero ellos se preocupan en no despeinarse. Hay que ver.