domingo, marzo 11, 2007

Judy (Herrmann 1)

¿Y qué hubiera pasado si Judy no se hubiese quedado? ¿Si tras llenar una escueta maleta se hubiera largado sin dejar rastro? Cualquiera en su lugar lo habría hecho. Cómplice de un asesinato, a punto de ser descubierta, era la opción más sensata.


Llena la maleta, Judy, vete rápido, huye lejos, coge el primer autobús o tren hacia cualquier sitio, no mires atrás. ¿Me pregunto por qué lo hiciste? ¿Por dinero? No, claro que no. Puede que al principio te atrajera el dinero, pero luego ya no pudiste salir, ¿no es así? ¿Te amenazó? Supongo que una vez dentro la posibilidad de que se revelara tu complicidad en el crimen debió ser suficiente, pero en realidad fue él ¿verdad? Te permitiste seguir representando el papel… por él. Porque sabías que en el fondo no le estabas engañando, porque le amabas… tú, o el fantasma a quién pretendiste dar vida ¿verdad Judy? Por eso consentiste en seguir jugando… sí, lo sé, no debí hablar de juego, ¿o sí?


Sabías lo que andaba buscando, un sueño, lo mismo que tú. Pretendiste terminar con esto cuando ella calló al vacío… y ahora, ya ves, no es tan fácil. Te ha visto, hace un rato, te ha seguido hasta tu apartamento y te ha invitado a salir, y sabes que no te ha visto a ti, Judy, ha visto a ella, a Madelein, ese fantasma que os persigue a ambos, que se ríe de vosotros, que os pasa la mano por la cara y que comprime vuestras noches en atroces pesadillas. Vete Judy ¿En qué estás pensando, en quedarte? ¿Qué quieres? Pobre Judy, sabes que jamás te amará, que no busca si no aquello que ha perdido, aquello que jamás poseyó. No, no eres tú Judy, y lo sabes. Sabes también que es ella… ella, Madelein, una sombra, quien siempre se interpondrá entre ambos. Intentará cambiarte, serás la materia con la cuál él forjará el objeto de su deseo, desaparecerás, y cuado acabe, cuando consiga dar forma a Madelein, de nuevo, te destruirá, porque su presencia le resultará intolerable, porque los deseos no admiten su realización, porque Madelein no es más que un anhelo que no debe ser alcanzado jamás, por eso la amaba, por eso se quedó a mitad de la escalera cuando murió.


Rompe esa carta que estás escribiendo, mete tus cosas en la maleta y huye, lejos déjale con su torturante recuerdo, y llévate tú el tuyo. Lleva contigo también a Madelein, aquellos días que pasasteis juntos, llévate su deseo pegado a la piel, y la certidumbre que será ya lo único que os una, en la distancia, un fantasma, una sombra, nadie.


Márchate Judy, márchate lejos.





Valencia, domingo once de Marzo. Definitivamente se acabó el invierno, breve, lejano ya.

P.D. El laureado escritor portugés se apunta al cordón sanitario. Que asepsia la suya, medicina cubana, tan famosa.

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