martes, marzo 13, 2007

Cab (Herrmann 2)

“Sí, claro que me acuerdo. Travis, así se llamaba, el tipo del turno de noche. A penas hablaba con nadie, así que no me pregunte cómo se vio envuelto en todo aquello. Eligió él hacer el turno de noche, creo que por problemas de insomnio. Escuche amigo, yo lo hice durante un tiempo, y no sabe lo que uno puede llegar a ver, sobre todo si se atreve a circular por ciertas calles, Travis lo hacía, no sé por qué, le gustaba circular por los sitios peligrosos, le gustaba mirar, apuntaba cosas en un diario, no sé, ya le he dicho que a penas le conocía, a penas le conocía nadie. Travis era uno más, nadie sabia que anduviera metido el líos… ya sabe lo de las armas, la chica aquella de los periódicos, dicen que es una menor, probablemente la conociera durante el turno de noche”.


Nadie conocía a Travis, quién era. Un imbécil, un sociópata, un despojo incapaz de funcionar en la sociedad, ¿un inadaptado? Estuve en el cuchitril que usaba como apartamento, una miserable habitación, sucia y a penas amueblada. Sus vecinos tampoco le conocían, pero eso es normal, es un destartalo edificio de apartamentos donde nadie se conoce, es lo último que desean, un lugar lleno de sórdidos agujeros donde desaparecer, de los demás, de uno mismo quizá. Sí, estuvo en Vietnam ¿y qué? ¿Eso lo explica todo? No, claro que no. Pasaba las horas encerrado en su apartamento, acudiendo de vez en cuando al cine X de la esquina, viendo la vida pasar, ajena a él, a penas rozándole, como si no existiera.


El en taxi era distinto. Circulaba sin rumbo fijo por los barrios conflictivos, calles llenas de prostitutas, chulos y trapicheos, viendo la porquería y la hez de la sociedad, alimentando su particular paranoia contra todo el mundo, señalando con el dedo a aquella sociedad de la que era incapaz de formar parte. Cada noche bajaba voluntariamente a los infiernos, observaba desde el interior de su taxi unas calles apocalípticas, tratando de justificar así una exclusión que era incapaz de entender, refugiándose en la hediondez, excusando así un sueño hecho añicos, un estúpido sueño, el sueño de un tipo vulgar y adocenado.


Se quiso erigir en vengador, ¿vengador de quién, de qué? Conoció a aquella chica de la oficina electoral, trabajaba para el senador. Le rechazó. Quiso redimirse mediante la locura, acabar con todo aquello que obstinadamente le rechazaba, vengarse de todo, de si mismo, de su miseria de vida, de su propia estupidez. Quiso ser protagonista, llamar la atención, hacérselo pagar a todos, ¿el qué? Cuando uno se empeña en ser héroe, aunque sea héroe de sus propias miserias, acaba consiguiéndolo. Tuvo que ser aquella prostituta, Iris. Incapaz de acometer la gran venganza se conformó con lo más cercano, con el chulo de Iris. Ahora es un héroe, quizá es lo que andaba buscando, ser admitido de nuevo, buscarse un pequeño rincón de mediocridad, una fugaz y efímera notoriedad de la que nadie se acuerda ya. A veces me pregunto por qué nos llama la atención Travis, puede que alguna vez, todos hayamos sido Travis.


Are you talking to me?






Valencia martes trece de Marzo. Repentino día de tímido invierno que quedaba por contabilizar

P.D. El químico ladró. Ladran, luego cabalgamos.

3 comentarios:

Cowboy en paro dijo...

Tremenda pelicula,que he visto unas ocho veces......y si,todos nos hemos sentido como Travis Bickle alguna vez.

QRM dijo...

Desde entonces, Scorsese no es el mismo, y casi ni De Niro.
A veces uno siente la necesidad de que a alguno de los buenos se le cruce el cable y utilice los métodos de los malos para barrer tanta inmundicia.
Que se lo pregunten a Mister X.
Saludos, amigo. Estás sembrao, tanto aquí como en SC. Te sigo, no me pierdo nada.

QRM dijo...

Desde entonces, Scorsese no es el mismo, y casi ni De Niro.
A veces uno siente la necesidad de que a alguno de los buenos se le cruce el cable y utilice los métodos de los malos para barrer tanta inmundicia.
Que se lo pregunten a Mister X.
Saludos, amigo. Estás sembrao, tanto aquí como en SC. Te sigo, no me pierdo nada.