miércoles, noviembre 15, 2006

Dualidades

Cuentan sus biógrafos, que Stevenson logró escribir el primer borrador del Extraño caso del Dr. Jekyll Mr. Hyde en tan sólo tres días con sus correspondientes noches. Tres días frenéticos, extenuantes y alucinados por el consumo de drogas. Dicen algunos que fue un relato autobiográfico causado por sus visiones alucinatorias, aunque la perfección del mismo me lleva a opinar lo contrario. Contemporáneo suyo, Oscar Wilde publicó su única novela El retrato de Dorian Grey cinco años después. Ambas obras maestras me llevan a reflexionar sobre una cuestión que la cotidianidad de la política española me trae a la cabeza: la posibilidad de hacer el mal y salir indemnes.

Para Jekyll es Hyde quien realiza aquello que él jamás se atrevería a asumir, esa es su defensa, siempre es Hyde el culpable, sin embargo no puede dejar de trocarse en su alter ego, acude siempre a Hyde cada vez que lo necesita. Cuando Jekyll descubre la verdad es demasiado tarde, ahora es Hyde quién no necesita de Jekyll, consigue apoderarse de su creador, y ¿no es precisamente eso lo que andaba buscando Jekyll?

Dorian, al contrario, es perfectamente consciente de la maldad que causan sus acciones, pero se siente a salvo. Nadie podrá atisbar traza de su abyección, su inmaculado rostro siempre estará a salvo del escrutinio acusador de sus semejantes, ese rostro que enamoró al artista y que conserva toda la inocencia y perfección que ostentaba en su juventud. A menos, claro está, que alguien logré ver el monstruoso retrato que acumula indeleblemente la suma de sus iniquidades.

Comparar la sordidez de la negociación del gobierno con ETA con ambos mitos, puede parecer una pedantería, pero qué fácil resulta. Como a Jekyll, eludir la responsabilidad de sus actos, no le ha servido de nada. Hyde y Jekyll son la misma persona, así que el PSOE ha tenido que asumir su propia cuota de vileza. Mientras ha podido ocultar su retrato, todo ha ido bien, pero va siendo hora de que se asome a contemplar -le forzarán a ello- su verdadero rostro. Un rostro monstruoso, abyecto, maligno.

¿Será capaz de arrojarse por la ventana tras la visión?

Valencia, miércoles quince de Noviembre. Buen tiempo. Lechosas fibras de nubes surcan el cielo. Me duele la cabeza, quizá el tiempo cambie.

P.D. El ebúrneo y apolíneo juez, alza loas al inepto presidente de las Civilizaciones. Con Mr. X salió trasquilado, probablemente esta vez también. ¡Ah vanidad!

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