jueves, diciembre 21, 2006

El misterio de Sierra Madre

B. Traven, o Traven Torsvan, Travens Torsvan, B.T. Torsvan, Backer Traven, Ret Marut, Traven Robert Marut, etc. La lista de nombres o seudónimos es infinita. La identidad de B. Traven yace oculta en Sierra Madre como el oro que Bogart y Huston encontraron, y perdieron. Cualquier tentativa de biografía del autor de El tesoro de Sierra Madre está destinada a dejar cabos sueltos, y de paso a acabar con la paciencia -y puede que con la salud- del que lo haga. Así que poco diré a cerca de este extraño personaje de origen ¿alemán, austriaco, inglés, croata, sueco? Que participó en los convulsos movimientos políticos de la Europa de entreguerras ¿apoyando la fugaz república soviética de Baviera? ¿Militando en movimientos anarquistas? Desapareció en Méjico sin dejar rastro mediados los años veinte, y durante un tiempo se dedicó a ¿qué? ¿Trabajó en compañías petroleras, buscó oro el la sierra mejicana? Lo único cierto es que a finales de los años veinte se fabrica un seudónimo, B. Traven, y comienza a escribir novelas de éxito. La más conocida es la novela homónima el la que se basó la película de John Huston.

B. Traven desapareció en un anonimato por él buscado, de manera obsesiva. Borró cualquier rastro de su verdadera identidad. Traven es solo un nombre, podría haber escogido cualquier otro, nadie, salvo un reducidísimo grupo de amigos le conocía, publicaba sus novelas mediante agentes literarios que nada sabían de él. Tras su muerte, acaecida en 1969, su viuda participó en un primer intento de biografía, resultó que su propia mujer desconocía importantes aspectos de su vida. ¿Por qué ese afán de anonimato? Lo cierto es que en la literatura no es el único caso, Salinger, Pynchon, son otras dos sombras ilustres que escriben (por cierto, de Pynchon sé que acaba de publicar su última novela en Estados Unidos). Hay cierto afán de notoriedad tras el anonimato, jugar con la expectativa, ser una incógnita, todo eso es cierto, pero hay algo más. Las novelas de B. Traven pudieron ser un fracaso, no lo fueron, pero Traven, o quién estuviera tas ese nombre, buscó el anonimato antes de publicar nada, luego sí, vino el éxito y por tanto el misterio. ¿Por qué su mujer desconocía gran parte de su vida? Debemos suponer que Traven no tenía nada vergonzoso que ocultar -un asesinato, un desfalco- me inclino a pensar que buscó el anonimato porque sí, acaso por necesidad de reinventarse cada día, por el secreto placer de no ser nadie, y por tanto, cualquier cosa. Ese es el placer que nos proporciona el anonimato: la posibilidad.

Debo de decir algo sobre la película de John Huston, es una de mis favoritas, lo tiene todo: John Huston, Bogart, Méjico, la aventura y el oro, ¡ah el oro! El oro que todo lo corrompe, símbolo de la codicia, la avaricia, puede dar lugar a traiciones, sacar lo peor de uno mismo, pero al mismo tiempo es aquello que pone en marcha las ilusiones, la ambición, la aventura, y como casi siempre que el oro está presente, al final se acaba por regresar al origen. La película es sencillamente extraordinaria, es imprescindible verla en versión original, en inglés y español, con el DVD no hay problema. De todos los personajes me quedo con uno: Walter Huston, el padre de John Huston, haciendo una interpretación memorable: un viejo buscador de oro irlandés, vuelto rico y arruinado varias veces, que conocemos en un albergue miserable de Tampico, y al que poco hay que insistir para que se la vuelva a jugar de nuevo, lanzarse a la aventura y buscar el símbolo de sus ilusiones: el oro. ¿Cuánto vale el oro? El oro vale lo que cuesta encontrarlo, las ilusiones enterradas en su búsqueda. Por eso vale tanto.

Hay una anécdota relacionada con B. Traven y John Huston. Durante el rodaje de la película, Huston esperaba ver a Traven para que le asesorara en el rodaje. Evidentemente Traven no apareció, sí lo hizo un tipo llamado Hal Croves con credenciales del mismo B. Traven y que se presentó como experto conocedor de la obra de Traven. Houston y Croves hablaron mucho de aspectos relacionados con la película, pasadas dos semanas se largó, nadie sabía quién era Croves, ni a qué se dedicaba a parte de representar a Traven. Lo cierto es que Huston siempre sospechó que Croves era realmente Tarven, o quien estuviera tras esos dos nombres, y muy probablemente tenía razón (la anécdota la he tomado de un libro de Enrique Vila-Matas).

Valencia, jueves veintiuno de Diciembre. Terminó la lluvia, y también de paso la vida de mi paraguas al que di cristiana sepultura. Frío mañanero, poco más.

P.D. Turbias negociaciones el la calidez discreta de una confortable habitación en algún país europeo, unos verifican, otros demandan, y todos traicionan.

No hay comentarios: